El trasvase de un texto a otro idioma no solo comprende el proceso de traducción en sí, sino muchos otros aspectos. En función de las características de la traducción (tipo de texto, finalidad, destinatario), puede merecer la pena examinar de nuevo con atención el texto traducido a fin de encontrar todo aquello que podría mejorarse y solucionarlo de la mejor manera en cada caso. Por todos es conocido que errar es humano. En el caso de las traducciones, ocurre lo mismo. Por muy exhaustiva que sea la labor del traductor, pueden darse errores de distinta índole: omisiones, errores tipográficos, una terminología inconsistente… Por este motivo, las agencias de traducción profesional aplican medidas específicas para garantizar la calidad lingüística deseada. Antes de entregar la traducción, el traductor revisa por completo el texto, como de costumbre. A continuación, un segundo traductor cualificado se encarga de revisar de nuevo el texto.

Con el objetivo de obtener la calidad óptima, las traducciones pueden corregirse o revisarse. Dado que ambos verbos se usan de forma indiscriminada, podría pensarse que se refieren a lo mismo. Pese a que el objetivo, en principio, es idéntico en ambos casos (mejorar una traducción), los conceptos «revisión» y «corrección» no son sinónimos. Como no existe consenso acerca de una definición uniforme de ambos servicios ni en la teoría ni en la práctica, es necesario aclarar de antemano con el proveedor de traducción qué aspectos deberán tenerse en cuenta durante la corrección y la revisión, es decir, los servicios deseados deberán definirse claramente.

En medical language service hemos acordado las siguientes definiciones: Al revisar un texto traducido, un segundo traductor corrige la traducción de forma exhaustiva comparándola con el original (aplicando el denominado principio de cuatro ojos según la norma DIN EN ISO 17100). En este caso, se trata de una comparación del texto de partida con el texto de llegada. Tanto la integridad como la consistencia de la traducción desempeñan un papel importante. Asimismo, deben tenerse en cuenta las indicaciones del cliente, como el uso de determinados términos o de material de referencia y el cumplimiento de la finalidad de la traducción. En inglés, este tipo de servicios se denomina con frecuencia revision. Por el contrario, la corrección de textos (en inglés: proofreading) se limita por lo general a un control de la gramática, puntuación y ortografía del texto de llegada. No se lleva a cabo una comparación completa con el contenido del texto de partida. Si fuese necesario, en la corrección también puede tenerse en cuenta la consistencia terminológica de la traducción. Normalmente, se controlan más palabras por hora en una corrección que en una revisión, ya que la experiencia demuestra que las revisiones requieren de media un tercio más de trabajo. No cabe duda de que el tiempo y el presupuesto disponibles también influyen a la hora de elegir una opción u otra.

En ambos casos, sería legítimo preguntarse si este paso es realmente tan importante una vez finalizada la traducción. Al fin y al cabo, ya se ha pagado por una traducción profesional. La respuesta es que sí, sobre todo si los riesgos asociados a la traducción son elevados, como en el caso de los documentos que deben imprimirse. Una corrección o revisión debe considerarse como una inversión que minimiza el riesgo asociado al producto lingüístico final, y que contribuye a evitar en un futuro posibles costes no deseados. Algunos ejemplos ilustrativos son: un folleto que debe imprimirse de nuevo porque una cifra de la traducción no se corresponde con la del texto original; un prospecto traducido que supone riesgos para el paciente debido a un término mal traducido y para el que, por lo tanto, debe solicitarse de nuevo la autorización de comercialización; un eslogan publicitario malinterpretado que puede significar daños para la imagen de la empresa a largo plazo.

Un proveedor de traducciones competente tiene en cuenta todos los posibles escenarios y es capaz de gestionar de forma activa los riesgos relacionados, siempre y cuando la finalidad prioritaria del proyecto de traducción haya sido bien definida. Comunique con exactitud a su proveedor de traducción de confianza cuál es su situación y cuáles son sus expectativas, para que sus deseos y la gestión del proyecto puedan adaptarse de forma individual. Así, podrán tomarse las medidas necesarias y se emplearán los recursos disponibles con la mayor eficacia y eficiencia posibles.

Escrito por Laura Sánchez Ríos y Alessia Rabasca
Gestión de proyectos – medical language service